sábado, 7 de marzo de 2015

PÓSTER SOBRE CONCEPCIONES DE LA MUERTE, REFLEXIÓN PERSONAL Y COMPARATIVA SOCIAL.

El tema elegido por mi grupo formado por Hugo Soriano y Manel Reig fue las concepciones de la muerte en la sociedad de hoy en día. Para ello, dividimos las posibles concepciones en tres, la muerte como algo negativo, algo a evitar y alargar; la muerte como aceptación, decidir tu propio fin por circunstancias relacionadas con la salud o el dolor de una vida que parece no dejar salida (eutanasia); y la muerte como algo positivo, un momento a celebrar según que culturas para llegar a una vida mejor o a la paz eterna.

En la primera concepción citada encontramos el miedo a morir, un miedo que aumenta con el paso de los años y que tanto encontramos en la sociedad en la que vivimos. Nos alejamos de la aceptación de una parte tan inevitable como natural en el paso por la vida. 
Recuerdo una frase muy interesante que se refiere a esta concepción dicha por Dalai Lama, que dice así:
“Lo que más me sorprende del hombre occidental es que pierden la salud para ganar dinero, después pierden el dinero para recuperar la salud, y por pensar ansiosamente en el futuro no disfrutan el presente, por lo que no viven ni el presente ni el futuro... Y viven como si no tuviesen que morir nunca  y mueren como si nunca hubieran vivido”.

Esta frase también la podemos enfocar a la gente que emplea su tiempo al deporte como único recurso de mantenerse en forma para alargar su vida.

La segunda concepción es totalmente diferente a esta que acabo de explicar, pues la muerte se acepta como el fin de un camino. Suena raro en nuestra cultura que una persona acepte la muerte con naturalidad o llegado un punto en su vida, decida poner su propia fecha final por circunstancias que no hagan de la vida algo llevadero, sino que ahogue, que deprima o que simplemente, se haga larga por el sufrimiento de problemas personales o relacionados con la salud. Por ser explícito en esto que acabo de nombrar, pongo el caso de una persona con fecha en la vida por una enfermedad terminal, o una persona tetrapléjica que decida por él mismo poner fin a una vida en la que no ve salida feliz. Pues estas personas se ven capadas por la falta de derecho en este tipo de decisiones, algo ilógico si la persona, dueña de su vida y su destino, decide tomar esta decisión por las circunstancias que sean.                                                                    
Esta situación me recuerda a la película de “One million dollar baby” producida y dirigida por Clint Eastwood, donde la protagonista de la película, una boxeadora, queda tetrapléjica después de un accidente en un combate y decide quitarse la vida pidiéndoselo a su entrenador (Clean Eastwood) desconectando la máquina de oxígeno que la mantenía en vida, vista la imposibilidad de hacerlo de forma legal.

Por último, la tercera concepción, la menos común en nuestra cultura, trata la muerte de forma positiva, un motivo de celebración que según que culturas trasciende a una vida mejor, una reencarnación o la unión del alma con su dios en otra vida paralela.
En este caso, se hace ver el cuerpo utilitario, pues el cuerpo es utilizado como una carcasa de algo eterno, el alma, que nunca muere. De esta forma, se pierde ese miedo a morir puesto que la vida es algo pasajero que se encuentra antes del nuevo comienzo, un comienzo mejor.
Ejemplo de esto, vemos la cultura islámica que entrega su vida por Alá sean cual sean los objetivos, sean inmorales o no, o también,  la celebración entre las tribus africanas.




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